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Entre la imprevisibilidad y la preparación para actuar: cómo funciona un servicio de emergencias

Entre la imprevisibilidad y la preparación para actuar: cómo funciona un servicio de emergencias

Gustavo Ruiz, director del Centro de Emergencias de Rosario (CER)

Las guardias pueden ser lugares caóticos. Por momentos, impredecibles. Todos los días hay ingresos por distintos motivos. Lo que nunca sabemos es cuándo va a llegar un paciente crítico o si tendremos una guardia tranquila. Pero esa imprevisibilidad es parte de nuestro día a día de la que ya tenemos incorporada y asumida, por lo que lo impredecible es parte de la rutina.

Tanto en el Centro de Emergencias Rosario (CER), ubicado en nuestra ciudad, como el que hace algunos meses funciona en GO Sanatorio Funes estamos preparados para recibir desde el paciente con un afección leve hasta aquel en situación crítica, además de poder adaptarnos a distintos escenarios según amerite, incluso, aquellas que exceden lo ordinario. En la pandemia de Covid-19 hubo una alta demanda y los sistemas de salud de la mayor parte del mundo estuvieron al límite de su capacidad o se vieron colapsados. En parte, nos fuimos adaptando sobre la marcha y fue un proceso de gran aprendizaje que representó un gran desafío diario para tratar de dar un servicio de salud de la mejor calidad posible.

En la explosión del edificio de Salta 2141 de 2013, ejemplo de un hecho de emergencia con gran número de víctimas, actuamos de forma instintiva. Muchas circunstancias surgieron de manera espontánea, segundo a segundo y por supuesto sin nada planeado de forma específica.

Si miro hacia atrás, considero que estuvimos a la altura de las circunstancias, gracias a un gran trabajo en equipo: la coordinación que tuvimos entre todos los participantes resultó efectiva y logramos sortear situaciones que en otro momento eran impensadas.

Atención primaria

La función del CER es la atención inicial de adultos -en general en condiciones agudas- con un ingreso promedio mayor a 250 pacientes por día. Son muy variadas y diversas las patologías por lo que hay diferentes especialidades al servicio de la resolución de los distintos eventos.

Los tipos de ingresos dependen de varios factores. Entre ellas, las estacionales de invierno donde las enfermedades respiratorias son las más comunes y en un alto porcentaje son situaciones sencillamente controlables. También enumeramos las clínicas como la cefalea; cuadro de gastroenterocolitis; lumbalgias; traumatismos menores o quirúrgicas como la apendicitis o la colecistitis aguda -por nombrar lo más frecuente-. Otras menos frecuentes, pero de mayor relevancia, son el infarto cardiaco, el accidente cerebrovascular (ACV) y el politraumatismo por accidente vial.

De los ingresos a la guardia, las patologías de demanda espontánea están en un alto porcentaje y son aquellas donde el paciente llega mayormente por sus propios medios y su resolución es ambulatoria. Es decir, los médicos evaluamos al paciente y en algunos casos solicitamos estudios complementarios como análisis de sangre, orina, placa de tórax, ecografía abdominal, entre otras. Luego, el paciente se retira a su casa con una conducta y un tratamiento. Menos de un 10 por ciento de pacientes del total se tienen que internar por su enfermedad y las emergencias (aquellas de riesgo de vida inminente), al menos en nuestro ámbito, son muy bajas y no llegan al 1 % de los ingresos diarios.

Desde que comenzó la pandemia hubo un marcado cambio en la atención en la guardia. En este caso, el Sanatorio Parque utilizó una guardia especializada, el Centro Médico E, construido a pocos meses del inicio de la pandemia, esto no solo mejoró la dinámica laboral, además dio mayor protección, tranquilidad y seguridad al paciente.

Primeros auxilios

El 11 de septiembre se conmemoró el Día Internacional de los Primeros Auxilios. Es importante remarcar que todos tengamos conocimientos básicos de primeros auxilios o de reanimación cardiopulmonar (RCP). Hoy se incentiva a la comunidad en general que tomen este tipo de cursos, la aplicación inicial de estas medidas aumenta la sobrevida de los pacientes y disminuye los daños consecuentes de una mala o tardía atención.

Pero más allá de esta primera acción, siempre hay que derivar a lugares específicos para establecer un abordaje integral y completo. Allí encontrarán las herramientas necesarias para la restitución de la salud de los enfermos.

Comunicación entre médicos, paciente y familia

La clave de una comunicación efectiva es que sea un proceso de ida y vuelta, buscar un lenguaje simple encontrando las palabras adecuadas para lograr el entendimiento del paciente y la familia. De ser posible, al finalizar hay que chequear que esa información emitida sea entendida, además de darlas por escrito a modo de refuerzo.

Los mayores problemas que detectamos son de comunicación.No solo hacia el paciente y su familia, sino también entre el personal de atención sanitaria. Otro punto trascendental es entender que los familiares son parte del equipo de salud: incorporarlos como tal los convierte en aliados cruciales para el proceso de recuperación del paciente y que el tratamiento sea efectivo.

Saber gestionar

En pocas palabras, el cargo que ejerzo en el CER se centra en gestionar y dar respuesta a los distintos desafíos que se presentan a diario y, sobre todo, generar un ámbito laboral saludable para el personal para que pueda dar un servicio de calidad a la gente. Siempre hay que estar atento y entender que es un proceso dinámico que exige apertura y flexibilidad al cambio. Pero nada de esto sirve si no hay un equipo preparado, con actitud y vocación de servicio.

En esos días donde no todo sale como uno espera, el gran movilizador es el de saber que los médicos tenemos la gran posibilidad de ayudar a quien lo necesita. En cada acción que realizamos podemos ser parte del cambio para el paciente.La motivación que tenemos es sentir que nuestro trabajo tiene un propósito y aportar para que este mundo sea un poco mejor.

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